La llave: Conocerte

¿Alguna vez has vivido en piloto automático? ¿Vas de una actividad a otra y no te detienes por ningún motivo? ¿Las actividades que realizas están siempre a destiempo y contrarreloj?

No eras la única persona que vive así. Actualmente, la mayoría de nosotros estamos saturados de tareas para las que no hay tiempo. Esta era mi forma de vivir. Siempre estaba ocupada, auto exigiéndome y con el estrés al máximo. Viajaba constantemente por obligación: una semana estaba en Estados Unidos, otra en Latinoamérica, la siguiente en México. Iba de los aeropuertos a las oficinas sin posibilidad de descansar o admirar los paisajes del entorno. Me sentía como una actriz de circo que para brindar un espectáculo gira varios platillos chinos con sus manos, incorporando uno cada tanto para aumentar la dificultad, sin dejarlos caer.

Por un lado, vivir así tenía sus bondades: conocí a muchas personas y me enriquecí de la diversidad cultural humana, dándome cuenta que nosotros los seres humanos estamos unidos por similitudes y crecemos por las diferencias; por otro, era agotador y asfixiante tratar de seguir con ese ritmo acelerado.

Un día los platillos chinos se cayeron. Tuve un accidente automovilístico que me hizo estar cerca de la muerte. Sufrí fractura de columna y coxis, dislocación de la cadera y afectación del sistema nervioso. El diagnóstico de los doctores era poco alentador: mis probabilidades de volver a caminar eran realmente bajas. Estuve un año en cama y dos más en recuperación.

Durante este tiempo tuve la necesidad de pasar tiempo conmigo misma, algo que había olvidado; y este tiempo fue fundamental para que mi recuperación fuera exitosa. Aprendí un concepto nuevo, la resiliencia, que es la capacidad de los seres humanos para adaptarse a situaciones adversas. Conforme los doctores me decían: “no podrás caminar”, yo me aferraba al impulso de hacerlo. En mi mente no solo caminaba, ¡podía correr y saltar! a medida que mis dolores se intensificaban mi ser se hacía más fuerte, a medida que perdía la sensibilidad ganaba lucidez mental, a medida que perdía tanto… comencé finalmente a encontrarme a mí misma.

La claridad mental que adquirí a través del conocimiento de mi ser me sirvió para tomar la decisión más importante de mi vida, dejar de vivir en piloto automático para hacerme responsable de mí y dar sentido a mi vida. Pero no fue sencillo. Las primeras preguntas que me hice fueron las más importantes ¿qué quiero en mi vida?, ¿qué debo de cambiar y cómo debo hacerlo?

 
Una vez recuperada de algunas secuelas, como aprender nuevamente a escribir y caminar, decidí continuar con mi carrera profesional como Auditora Interna, integrándome a la actividad laboral. Paralelamente realicé estudios de Desarrollo Humano, liderazgo, terapia Gestalt, Semiología de la Vida Cotidiana, Meditación y Constelaciones Familiares. Estas disciplinas me ayudaron a conocerme, empoderarme y tomar decisiones lúcidas y precisas.

¿Has pasado por alguna situación parecida? ¿Te despiertas todos los días fastidiad@ con tus actividades? ¿Crees que has perdido el sentido de tu vida? La solución a tus problemas está en ti. El factor constante de todo proceso eres tú mism@ y es fundamental que seas compasiv@ contigo y te conozcas, para alcanzar el éxito en cualquier área de tu vida.

El camino recorrido, me permitió ser consciente de un llamado interno por compartir los conocimientos adquiridos a través de mi trayectoria y experiencia, y acompañar a las personas en el camino de la conexión con su potencial, a través del conocimiento de SU SER, para generar una transformación profunda a nivel personal y como consecuencia, profesional, familiar, de salud y social; que les permita alcanzar sus objetivos, tener una vida más plena, más libre y consciente.